NOTA: Esta es un posteo choreado.
Si no acepta críticas sociales, vayase ahora.
A los lectores, sugiero poner play al vídeo y avanzar.
Todos los años, el festival de Viña del Mar, abre sus apuestas y se refiere al público como "El monstruo de la Quinta Vergara". Instala asi, su versión "naif" del circo romano o del Hipódromo Bizantino. Aunque algunos colegas nieguen y descalifiquen la analogía, el fenómeno me resulta engendrado por el mismo ADN.
El ocio envilecido donde no hay gloria sin Víctimas:
Habla el Monstruo:
Okey..soy un tirano empoderado, recostado en un sillón, desde el que mis municiones pueden desangrar al que no me entretiene. Si me ofreces algo que no me interese te dejo cojo o mudo, para que mendigues por menos, de lo que yo te puedo dar.
Tú,
no me gustas
quiero verte sufrir mi capricho.
Mañana, lo que quede de ti, será revolcado por la prensa. ----------------------------------------------------------------------------------
Los humoristas son el blanco más fácil para (cada uno de) los seres humanos que, sintonizan con su monstruosidad, y se convierten en la masa agresiva que discrimina y degrada. Luego vienen los supuestos "especialistas" del medio, los críticos, opinólogos, vedettes y "rostros" de esta corte ...auto-envestidos del derecho de declarar "Bueno" o "Malo" lo que la víctima propuso.
El que triunfa, pasa al olimpo de la inmunidad, el que no es aceptado, sirve de aval para la supuesta "Objetividad" de sus carroñeros detractores.
Este año los organizadores salieron a decir que el mercado no ofrece opciones dignas en el rubro humor...hablaron de buscar "Rostros nuevos"
PERO NADIE HABLA DE INTERNAR AL MONSTRUO. DE QUITARLE PODER A SU TRASTORNO PSICÓPATA, DE DISOLVERLO. Al contrario, le damos poder a este protocolo grupal, a pesar que cumple con todos los síntomas de la enfermedad:
"Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir remordimientos, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos, la satisfacción de sus propios intereses."
Una panelista del Matinal de TVN dice a las cámaras:
"Por Fin se despertó el monstruo"
Su novio músico y productor, aprovecha de empatizar con la molestia del agresor.
¿Cuándo apareció este ejercicio social de ser una audiencia maltratadora?
¿Es idea mía o fue durante la dictadura, cuando nos reprimían y nos asesinaban por pensar diferente? Entonces había quienes, se arrogaban el derecho de matar al que no coincidía con sus ideales.
En ese contexto histórico, escondidos en el anonimato de la masa, tal vez, algunos fueron sometidos y arrojados a su propia ira. El salvajismo y la crueldad se apoderaron de ellos y, en la oscuridad se perdieron en las filas del enemigo. Ser libres fue parecerse al opresor... Esa pudo ser, la Génesis del Monstruo.
Volvamos a los humoristas:
Cuando me preguntan si volvería a hacer humor a la quinta Vergara, contesto que sólo si pudiera vender la mitad de las entradas. La mayoría de los que pagan su ticket, lo hacen para ver a un músico, dudo que, un humorista (con frecuencia) represente un porcentaje importante de las entradas vendidas. No tienen un público "Soporte", son (con suerte) la voz de un concejal ante este tirano malas pulgas.
Están vulnerables frente a esta fenomenología impune y sin cuestionamiento.
Incluso los anuncian como carnada del dictador en las portadas de los diarios, como le pasó a Jorge Navarrete:
"Hoy Plato Chino para el monstruo"
Infames. Incluso más infames que la entidad grupal que terminan encarnando miles de compatriotas durante el show. La prensa, es el ritual de invocación de un sacrificio premeditando, es la instigación que busca ser hipnótica para que tengamos roña.
Mis respetos a todos los caídos y mi deseo de que a nadie le trunquen el talento ni las oportunidades, que la cortesía no sea extirpada por una masa enferma y sin objeciones a su maltrato.
Monstruo Infame: retírate de una vez, deja que los asistentes de la Quinta Vergara sean libres de tu salvajismo y tu crueldad. Eres un cobarde.
"No puedes ser amoroso si no eres valiente" OSHO.
