Los gobiernos exterminadores del criterio del voto.

¿Es el pueblo judío el culpable de las decisiones inhumanas del gobierno de Israel? Es desesperante la excitación con que voceros públicos aparecen en las redes defendiendo el exterminio como forma de triunfo. Ante nuestra mirada licuada por el chiste de TIk TOK y el chisme del reality quedan los muertos de la administración deshumanizada de mandatos totalitarios y, esto, hace siglos de los siglos. Todos somos testigos de la crueldad de la política con sus noches macabras estallando sus guerras sobre las frágiles vidas de los que no tienen por qué estar en el frente de batalla. Masacre que hoy viven miles de niños en la franja de Gaza. Atacan un territorio llamado vida humana y desgarran siempre, dejando a su paso nuestros cuerpos sociales mutilados, nuestras relaciones enfermas y nuestros corazones desgarrados. Este dolor no es justicia, esta barbarie matona que sale a provocar sin capacidad de control es una tecnología anti existencia, anti planetaria y justifica una forma de odio que quiere fuera de juego a la inteligencia. Los conflictos se resuelven con exterminio y conviven en la vitrina pública, los bloopers y los bombardeos, los mensajes de los que justifican las más horrendas amputaciones a nuestro cuerpo humano, con las amables monerías de las influencias de turno. Parecen adictos, se mueven como ludópatas de un juego gubernamental que apuesta en misiles y genocidios. Cuando deciden exterminar; los cuerpos son cosas, las almas ilusiones y los gobiernos desgarran el orden que los llevó al poder, nos escupen el voto de confianza y mutilan el derecho a un planeta multicultural que respeta a los seres vivos. Es como si la guerra fueran imágenes. Espacios cuyo flujo aumenta o disminuye según la frecuencia de los bombardeos y los ataques. Yo uso este espacio porque creo que es delito de los gobiernos totalitarios antes que, de los pueblos, la guerra es una cepa pandémica que se distribuye desde los regímenes que eligen exterminar y se convierten en dictaduras. A veces incluso lo hacen blindados por un voto humano que encomendó su confianza, pero nunca pretendió matar al divergente. Porque debajo de las autoridades que toman estas pésimas decisiones hay un común, un sentido común que sabe que la guerra y la pobreza debieran ser ilegales hace rato.