domingo, 12 de septiembre de 2010

11 de Septiembre como el gato y el perro de la foto.


El perro y el gato. Si los acostumbras desde el comienzo se hacen amigos. Igual miden sus fuerzas, igual el perro por momentos abusa del gato. Pero si, en tu calidad de "cuidadora" les dejas en claro que la guerra no tiene cabida...terminan asi. En especial si el frío les recuerda que (a veces) juntos, nos protegemos más que confrontados.
 Eso no se enseña pegándoles ni con violencia, al contrario les haces cariño, a los dos al mismo tiempo y, ayudas a que se miren a los ojos, mientras reciben sus caricias.

   Pasó el 11 de Septiembre, fecha de dolores y homenajes para Chile, dejó un saldo de disturbios y violencia. Sacó la refriega, abrió la herida. Ahora de vuelta a las curaciones y a que, la cicatriz se cierre de una vez, tiene que haber un modo.

Se ha reinstalado el asesinato de Jaime Guzmán, los comuneros mapuches están en una delgada línea roja, la contrapropuesta para el royalty minero llega a la cámara legislativa y recién en el estadio nacional Sebastián Piñera y Michelle Bachelet contemplaron juntos... la nueva cara de un viejo espacio donde hubo practicas genocidas y que, a mi juicio, nunca debió dejar de ser un poli-deportivo.
  Lamento el asesinato de Jaime Guzmán lo condeno. Asimismo creo que la instrumentación con que Pinochet agregó una ingeniería legal a su visión de progreso...encontró un aliado en el notable cerebro ideológico del hombre asesinado. ¿Lo hizo sin dejar de estar convencido del impulso exterminador del líder? La respuesta no es clara. Las dos cosas me duelen.
  Los comuneros mapuches, transparentan con una agonía ineludible, la tribulación de una dignidad violada con ancestralidad.
Sé que el primer asunto es cicatrizar y sanar la herida.


Un perro y un gato que no fueron cuidados por el afán integrador y hoy llegan a buscar atención de urgencia. Han llegado a hacerse mucho daño mutuo y...
¿Hasta cuando con "esa" en el país?
Hasta aqui no más, ya está bueno.
No está la cosa para apedrearnos entre nosotros.

Somos un mismo cuerpo y cuando la herida por fin cierre, dentro de muy poco, tal vez esta misma noche durante un buen sueño... no habrá ya, fantasía alguna, que nos distraiga de esa dignidad transversal.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario