jueves, 30 de septiembre de 2010

Victor Jara


En canciones como esta la textura de su voz me resulta una cabina blanda y cariñosa, me parece que me abrazan mientras manejo o cocino. Me lo imagino heroico y afectivo.
Si la dictadura no lo hubiese asesinado brutalmente, Victor Jara hoy sería un prócer de nuestra creación musical, y no un mártir. Arrancado durante la epidemia cerebral que, convenció a un grupo de nosotros, los chilenos, que sus hermanos estarían mejor exterminados que creando.
Hoy cumpliría 78 años.
  Es triste. Escucho “el derecho de vivir en paz” y creo que es un himno tan poderoso como “Imagine” de John Lennon.
Imaginando, llego a una sala donde es imperativo sentarse a esperar justicia para los culpables del asesinato de este noble creador.
En las noticias, siguen los pedidos de extradición para los testigos del asesinato de Jaime Guzmán.
Que locura matar al diferente. permanezco en esta sala de espera y, me acompañan los que hicieron funa  por este asesinato:

  Puedo rallar en el mal gusto y la obviedad con la pregunta pero ¿Es justa e imparcial la sensibilidad de los medios masivos cuando pide justicia para aquellos que fueron masacrados?
  Tal vez hay que sanar y olvidarlo todo ¿Pero cómo chucha se olvida algo asi? ¿Sería sano? ¿Por qué olvidarlo? ¿Para qué? No me parece, no quiero olvidar sus canciones, al contrario quiero aprendérmelas en su presencia post mortem y recorrerlas como quien usa la balanza eterna de la justicia... para que no pese menos que el tiempo de impunidad.
 Hay canciones combativas y sin media tinta, en algunas Victor Jara lanza sus letras sobre familias aristócratas y castas sociales. Pero creo que la intolerancia se cría en la falta de cultura para convivir, procesar y conversar en la diversidad ¿Y qué tanto con que, a veces, sea confrontacional?
  A los que se asustaron tanto con el comunismo que, instalados en ese miedo se convirtieron en asesinos, o en cómplices de ellos, solo decirles:
  Me late que Don Victor no quería divisiones. Como decía Saramago “la hormona izquierdista” quería simplemente un camino ancho, sin odio, sin exclusiones…vaya pasaporte equivocado para que te bajen del cuerpo y te descuarticen…Que enajenados hijos de la chingada, los hermanos que se creyeron que tenían ese derecho.
 Asesinatos por pensar, por crear. Desaveniencia NO DEBE anular hermandad.
Nuestro joven país que, busca pacto inventando una mesa de diálogo, mientras el enredo amenaza con más entierros y la rueda permanece en una rara agonía.
¿Cuál es el palo en la rueda? ¿Cuál?
  Se me viene la teoría de la profe de filosofía de la Católica:
  “Somos hijos del mestizaje. Todos. Nacimos de la cruza del indio y el colonizador, del poderoso y el sometido, y fue una cruza dolorosa. Somos hijos de una fricción que a veces fue violenta… pero somos, en nosotros mismos, la fusión de ambos”
Entonces entrecrucemonos tanto, tanto que, la mano derecha atenta y la izquierda coordinada, laven juntas la ropa sucia que...la casa seguimos siendo todos.


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